La respuesta es sencilla: Si se trata de políticos locales en ciudades medianas y pequeñas: nos podemos apañar con un GPT de gobierno predictivo, con inteligencia artificial bien nutrido y alimentado al que los empleados públicos acudan en busca de soluciones. Sí, no estamos exagerando. De todos es sabido que el nivel competencial de los ayuntamientos es bien limitado, tanto como su capacidad de generar recursos propios, dado que casi el 100% de sus ingresos corrientes son destinados a sus gastos de personal y gasto corriente, es decir: Los ayuntamientos no pueden diseñar políticas, solo valen para acercar la política a la gente, y para eso… obviamente, no necesitamos políticos locales.
Imaginemos una aplicación en el móvil, una aplicación en la que diariamente se plantearían cuestiones sobre el funcionamiento de la administración local, propuestas de gasto y decisiones de contratación así como la valoración de los servicios recibidos a la manera un “Uber” de la administración pública. Pero no una herramienta para animar a la participación sino una herramienta digital de uso obligatorio, y cómo se puede obligar a que se use?, primando su uso con descuentos impositivos para aquellos que participen y gravámenes mayores para aquellos que decidiesen mantenerse al margen.
Imaginemos ahora que esta mañana llegó a nuestra aplicación móvil una batería de propuestas, (son solo un ejemplo):
- Elección de los 2 días festivos del próximo año a nivel local.
- Aprobación de las tarifas municipales por uso de instalaciones deportivas
- Elección del proveedor de combustible para la calefacción escolar según ofertas presentadas en la administración
- Ubicación del nuevo recinto ferial para las fiestas patronales del verano
- Aprobación de líneas de ayudas para los jóvenes por adquisición de vivienda
- Elección del mejor proyecto de construcción de una zona de juegos y parques infantiles entre las ofertas recibidas
- Peatonalización de las calles del Centro.
- Autorización de una modificación urbanística para aumentar la edificabilidad hacer un nuevo trazado de calle en un solar en el centro de la ciudad.
Todos los puntos estarían linkados a los respectivos expedientes administrativos, siiiii ya sé que los ciudadanos no son especialistas en la jerga administrativa, pero créannos, los concejales tampoco, por mucho que ellos lo crean, con su acta de concejal no va adjunto un diploma que los habilita en la toma de decisiones en cualquier área municipal, por lo que… ¿por qué no confiar en el criterio de la ciudadanía? La tecnología lo permite, todos los vecinos mayores de edad y en algunos casos los adolescentes podrían opinar, mejor aún, deberían opinar como una obligación propia de su condición de vecinos de la localidad y sobre todo lo harían porque si no sus impuestos subirían ese año, mientras que los de los demás tendrían bonificaciones, o subirían menos.
Se darían un par de días para elegir entre las opciones que se ofrezcan y los técnicos administrativos tendrían que cumplir lo aprobado a través de la app. Pensémoslo, ¿cuál sería el problema?, ya se lo decimos nosotros: ninguno, salvo el de que los partidos no tendrían el poder que tienen como máquinas perversas, anquilosadas y antidemocráticas que arrebatan la representatividad de cada uno de nosotros y la tamizan hasta hacerla irreconocible.
Puede que haya decisiones que sean más importantes y cruciales que el funcionamiento diario de un municipio, y para ellas podemos habilitar otros sistemas de participación más o menos digitalizados, pero siempre serán más representativos que el actual y mas transparentes, porque se haría imposible que un constructor desalmado comprase un solar a precio de saldo y a través de presiones y de corruptelas consiguiese que el gobierno local le diese a ese solar una mayor edificabilidad o reurbanizase la parcela para que saliesen más viviendas, comprar a un concejal es fácil, comprar a un pueblo es más complicado.
Y podríamos ir más allá, metiendo la inteligencia artificial en la ecuación para a partir de esa participación un eventual GPT municipal, gestionado con inteligencia artificial, iría aprendiendo en la toma de decisiones y acompañando a los técnicos en sus gestiones, por un solo motivo: La mayor parte de las decisiones de los gobiernos locales son de mero trámite y obedecen a un calendario que se autoreplica cada año, y las decisiones que realmente afectan a la fisonomía y la configuración o al futuro de una ciudad como su urbanismo, su tráfico, su política de suelo industrial, su política impositiva o cultural o deportiva, estaría mil veces mejor en manos directas de la ciudadanía… Se trata de democracia, se trata de participación, y hoy ya no hay excusas para digitalizar esa participación.