¿Qué es eso del Buen Gobierno?
Estimado alcalde, estimada alcaldesa, para gestionar una ciudad hay muchas cosas que ya sabes
Sabes por ejemplo que hay una programación de actividades culturales y festivas que se repite cada año y que marca la acción política, un calendario que empieza con el carnaval, sigue con la semana santa, continua con el final del curso escolar y la apertura de las instalaciones deportivas veraniegas, después las fiestas patronales, con su feria, en algún momento del verano, el comienzo del curso, las actividades relacionadas con el día de los santos, el día de la constitución, con su pleno infantil o similar los presupuestos del nuevo año y todo lo que conllevan las fiestas navideñas de actividad cultural y festiva.
Sobre ese calendario pones la valoración de la gestión del año anterior, las distintas visitas institucionales, la presentación de los presupuestos y ordenanzas municipales, la celebración de los distintos días internacionales de tal o cual cosa, el error de acudir a FITUR cada dos años por enero a que te entrevisten los periodistas que podían entrevistarte en tu pueblo, pero que te hace creer que convertirás tu ciudad en un destino turístico mundial sólo con unos cuantos folletos y pins.
Y mientras tanto la vida sigue, entre verbenas, entre ediciones repetidas de eventos desde hace años, con una normalidad que tranquiliza a muchos y angustia a otros, con Plenos aburridos, que nadie entiende, con peleas en los grupos municipales propios y extraños que se intensifican a partir del ecuador de la legislatura cuando ya empieza a quedar claro quien repetirá y quien no.
Una gestión municipal sin sorpresas
Para gestionar una ciudad hay muchas cosas que ya sabes, sabes que hay que preocuparse porque la ciudad esté limpia, y la basura se recoja a sus horas, que no haya mucho ruido a partir de determinadas horas, que esté bien iluminada y los jardines sean jardines y no montones de plantas. Deberás estar atento a que se pueda aparcar bien y barato, y de que el IBI no asfixie a propios y extraños, de que los colegios tengan su calefacción y estén presentables.
Te debes preocupar por que la oferta cultural te haga parecer un ciudad viva, y por que las instalaciones deportivas sean abundantes y gratuitas, y por que la sensación de seguridad se instale entre tus vecinos, poniendo cámaras y más cámaras, debes ser querido por las mujeres de mediana edad y por las ancianas, que te cogerán del brazo y te dirán lo guapo (guapa y lozana que estás) y debes ser respetado por los hombres de esa misma edad, que te dirán en cuanto tengan ocasión qué es lo que debes hacer para que todo vaya mejor.
Serás odiado por comerciantes y hosteleros, haya o no un pandemia, porque todo lo que hagas por ellos les parecerá poco y todos los impuestos les parecerán muchos. Tu cuerpo de policía local te pondrá al pie de los caballos varias veces a lo largo de la legislatura, los jefes de servicio más antiguos harán valer su poder haciendo que los empleados de sus áreas sean los que más horas extras cobren.
En un momento dado creerás que los planes de empleo son más un problema que una forma de ayudar a los que más lo necesitan, porque son una forma hipócrita de ayudar a gente a la que sólo le pueden ayudar los poderes públicos, puede que hasta tú acabes pensando que están en paro porque no se esfuerzan lo suficiente, porque es difícil saber lo que pasa en la vida de la gente cuando se está en el gobierno y no se sufren los problemas que sufre la gente.
Verás que hagas lo que hagas si el paro sube en el país, sube en tu ciudad y si baja, tarda más en bajar en tu pueblo, que las administraciones regionales y estatales tardan en cumplir sus promesas si es que las cumplen y que los adjudicatarios de las obras nunca cumplen los plazos, comprobarás como todos los alcaldes han comprobado antes que tu que por mucho suelo industrial que habilites las empresas no vienen a instalarse al ritmo en que tu has urbanizado ese suelo y rodearás tu pueblo de polígonos desiertos, con calles asfaltadas y llenas de farolas y cuadros eléctricos, no lograrás entender que no crezca la población de tu pueblo con la cantidad de viviendas que dejaste construir a promotores insaciables, como si crecer fuera solo cosa de querer hacerlo.
Técnicos o políticos ¿Quién manda?
Poco a poco verás que los distintos servicios municipales no te hacen caso ni a ti ni a sus concejales y siguen con su programación como hace veinte años haciendo que todo sea previsible, y sin darte cuenta estarás entregando los premios de la 23 edición del campeonato de futbolín, desfilando tras algún paso religioso al lado de un presidente de cofradía que no quepa en su traje y aunque nadie te lo diga llegará el día en que solo querrás oír a los que te digan lo bueno que has sido y que estás siendo como alcalde o alcaldesa y lo poco que se te reconoce, empezarás a considerar las demandas ciudadanas como reivindicaciones de un leviatán insaciable. Entonces descolgarás el teléfono para hablar con tu superior en el partido y le recordarás que ya va siendo hora de que te hagan diputado o senador, o lo que sea, porque alguien tiene que agradecerte lo que tu has hecho por el partido…
En la gestión municipal hay muchas cosas que ya sabes y quizás precisamente por ello tienes un montón de tiempo para pensar, innovar, copiar si hace falta, implicar a tus vecinos, agitar tu ciudad, arriesgar, pero claro eso hará que las cosas cambien, e incluso que mejoren y ¿eso es lo que quieres?